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San Juan de la Peña, cuna del Reino de Aragón

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Claustro románico de San Juan de la Peña

El Pirineo Aragonés está lleno de rincones con encanto. La naturaleza se combina con el arte creando lugares mágicos que merece la pena visitar. Este es el caso del Monasterio de San Juan de la Peña, un centro monástico que fue cuna del antiguo Reino de Aragón, y que se construyó bajo una espectacular peña de la que toma su nombre.

El monasterio tiene sus orígenes en el siglo X, y es famoso por el estilo románico en el que fue construido, destacando especialmente su famoso claustro con sus bellos capiteles románicos, además de la iglesia prerrománica y de las pinturas de San Cosme y San Damián, que datan del siglo XXI. En el conjunto monástico también pueden visitarse el panteón de Nobles, en el que está enterrado el Conde de Aranda, la iglesia superior, consagrada en el año 1094, y la capilla de San Victorián, de estilo gótico.

También en San Juan de la Peña puede verse el Panteón Real, que conserva los restos de los primeros monarcas aragoneses. Precisamente, los Reyes de Aragón concedieron importantes privilegios que conviertieron al monasterio en uno de los centros monásticos más importantes e influntes. Situado junto al Camino de Santiago que baja desde Francia por el Somport, San Juan de la Peña alojó hasta su traslado a la catedral de Valencia el Santo Grial con el que Jesucristo consagró el vino en la Última Cena.

Después de vivir años de esplendor, el Monasterio comenzó una etapa de decadencia que llevó a su total abandono en el siglo XVII, momento en el que tras sufrir un devastador incendio,comenzó a construirse el Monasterio Nuevo en una pradera situada a pocos kilómetros del antiguo monasterio.

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